13 meses

Vaya mes más movidito…

A los pocos días de cumplir el año el peque comenzó a andar él solo. Hasta entonces llevaba unos días dando los 4 pasos que separan la mesa del sofá, pero eso era todo. De repente, cuando tenía un año y 3 días, empezó a andar. Esto era al comienzo de la tarde. Al final de esa tarde ya casi corría, con los brazos extendidos haciendo equilibrios.
Desde entonces ha ido cogiendo velocidad y confianza. Ha sido un mes de culadas y chichones, pero en general ha ido muy bien.

Con esto de empezar a andar ha vuelto una etapa de esas es las que se espabila a toda velocidad, y descubre cosas nuevas mucho más rápido que hasta ahora. Ahora va corriendo, coge una ramita, vuelve corriendo a enseñarla, se va de nuevo, tira piedras, … ¡qué felicidad!.

Ya vamos al parque muchos días andando sin el carro, un poquito andando y un poquito en brazos. Es una liberación, la verdad. Ahora todas las tardes cogemos la pelota y allí que vamos, a ver si conseguimos agotarlo, aunque lo cierto es que no podemos con él ¡tiene demasiada energía!.

Tras unos días de vacaciones en la montaña en los que disfrutó de lo lindo corriendo por praderas verdes, viendo vacas y pasando todo el día con sus papis y su abuela, ahora nos preparamos para el inicio del curso.

El peque va a ir por primera vez a la guardería a mitad de septiembre. De momento serán sólo 2 meses y medio, en los que yo me vuelvo e nuestra ciudad con el peque y papá se quedará en la nueva casa. Es sólo un apaño temporal, para ir dejando cerrados todos los trabajos que se quedaron apalabrados antes de nuestra mudanza, pero nos irá bien para ver cómo se adapta el peque a la guardería y pensar si a nuestra vuelta optamos por guardería o hacer malabares con los abuelos como hasta ahora.
He ido ya a la primera reunión de padres y ¡me ha gustado todo lo que he visto y oído!. Así que estoy tranquila porque sé que lo dejo en muy buenas manos.

Y estamos intentando poner un poco de orden y rutina en nuestras vidas. Hasta ahora había sido muy complicado por todas las circunstancias de cambio de casa, idas y venidas, trabajo en diferentes turnos y noches de dormir realmente mal, … Ahora que el peque va siendo un poco más mayor y parece que nos empezamos a estabilizar, empieza a ser más sencillo. Ya tenemos horas fijas para las comidas, para las siestas y para ir a la cama por la noche, y empezamos a ver la luz después del túnel después de tantos meses de vernos envueltos en un caos absoluto. ¡Nos ha costado más de un año, pero por lo menos todo llega!.

Las noches siguen siendo complicadas. Después de una etapa en la que parecía que habíamos normalizado esto, llegaron las vacaciones, y volvimos a cambiar de hábitos. Y volvió el caos.
Aun así estamos bastante mejor y, aunque se despierta, lo hace muchísimo menos, y sus siestas son todos los días y bastante largas. No sé si ha sido porque ha empezado a andar y se cansa más, o porque va siendo más mayor, o … el caso es que, aunque con despertares, ya no me siento tan mal y estoy mucho más descansada, y esto me permite estar a tope todo el día y disfrutar con él mucho más corriendo por el parque.

Por cierto, que está súper mayor ya. Poco a poco va dejando de ser nuestro pequeño bebé para convertirse en todo un chicazo. Está muy alto, y, aunque me habían dicho que ya no iba a crecer tan rápido… pues qué quieres que te diga: o deja de crecer tanto o no vamos a tener para cambiarle la ropa. De momento ya vamos por la talla de 2 años y no parece que le vaya a durar mucho tiempo a la vista de los platos que se come.
Seguimos con la lactancia materna y ya comiendo de todo. Me sigue sorprendiendo todo lo que come este pequeño. Algunos días si me descuido se come lo que había preparado para los dos, y tengo que buscar luego algo más para comer yo. Aunque es verdad que como no para ni un segundo de agitarse (y cuando duerme se sigue moviendo mucho), seguro que lo quema.
La verdad es que esto nos hace despreocuparnos bastante del tema: si un día quiere comer más, pues más, y si un día apenas come nada, pues tampoco le damos más vueltas: ya sabemos que cuando tiene hambre pide.

Seguimos con las mismas palabras: agua, guaguau, cuacua, ahora también mamá y papá, y, curiosamente: diga. Sí, diga. ¿Y para qué quiere un bebé decir «diga»?: pues para ponerse al teléfono, que lo lleva loco. No para de buscarnos los teléfonos, ponérselos al oído y decir «digaaaa». Y si no encuentra un teléfono, pues con cualquier cosa: el mando a distancia o cualquier juguete hacen el papel.

Seguimos un mes más, cada vez más divertidos 😀

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