Banco de leche materna casero
Desde que el peque nació he estado teniendo problemas intermitentes de exceso de leche. No sé si es porque él vomita mucho y unos días más que otros, o porque mi cuerpo siempre ha hecho todo «a lo bestia», el caso es que hasta que él cumplió unos 2 meses y medio la producción de leche no se me reguló un poco, y, aun ahora, hay días en los que tengo que sacarme algo de leche para evitar que se me hagan mastitis.
Así pues, aprovechando la leche que me sacaba, he ido haciendo mi propio banco de leche materna, que espero ir usando poco a poco ahora que el peque es un poco más mayor y que me tendré que arreglar dejándolo con mis padres algunos días bastante rato mientras trabajo. En esta entrada os contaré un poco cómo lo he hecho.
Recipientes para el banco de leche materna:
La leche materna conviene conservarla en recipientes de plástico. Los de cristal no son tan adecuados. El matrón nos explicó que se conservan mejor las defensas en los de plástico.
Las mamás que se van sacando leche y la van consumiendo en un plazo de tiempo más o menos corto suelen usar recipientes tipo tapper, y así los van reutilizando a medida que van gastando la leche. Es conveniente que sean recipientes esterilizados (los podemos esterilizar nosotros en casa si son de plástico que se pueda hervir por ejemplo), y que sean aptos para alimentos (debe especificarlo en el bote, ya que algunos plásticos no aptos desprenden sustancias tóxicas).
En mi caso, al estar haciendo un gran banco de leche que no iba a consumir en bastante tiempo me tuve que decantar por envases más económicos, para que pudiera almacenar muchos en el congelador sin dejarme el sueldo en botes. Así pues, me decanté por bolsitas de alimentos.
Hay unas bolsitas que se adaptan al sacaleches que están fenomenal, porque se puede poner directamente en el sacaleches, de modo que la leche cae en ellas directamente y por lo tanto es mucho más limpio y no tenemos que andar manipulando la leche. Además tienen marcas con la medida, por lo que sabemos cuánta leche nos hemos sacado cada vez. Rondan los 14 euros el pack de 20 bolsas (pack de 20 bolsitas para sacaleches de Medela).
Yo opté por una opción más económica aun: las bolsas de congelar alimentos (las que compramos en el super normales), con zip para cerrarlas. La gran ventaja de estas bolsas es que son aptas para alimentos, y son muy baratas, por lo que podía almacenar muchas bolsas en el congelador.
Cantidad de leche en las bolsitas:
Ya os he contado que yo me sacaba la leche que me sobraba, mientras le daba al bebé siempre, en todas las temas, leche directamente de la teta.
Cuando la mamá tiene que dejar al bebé (porque tiene que trabajar por ejemplo), lo normal es que se saque tomas enteras, es decir, el equivalente a la cantidad que toma el bebé en una toma (suele ser entre 90 y 120 cl aprox, aunque depende mucho de cada caso). De esta forma, guarda la leche que se ha sacado ese día y se la puede dar la persona que esté a cargo del bebé al día siguiente. En estos casos en los que la mamá se tiene que incorporar al trabajo lo más frecuente es haber almacenado previamente a la incorporación algunas bolsas de leche, ya que es posible que no sea capaz de sacarse cada vez la cantidad de leche que el bebé va a tomar, y, de esta forma, es capaz de completar la cantidad con la leche almacenada.
En mi caso era un poco diferente, ya que sólo me sacaba la cantidad de leche que necesitaba para encontrarme bien una vez que el peque había comido, ya que no tenía la necesidad de dejar al bebé con nadie. Así pues, no eran tomas enteras, sino que era «lo que sobraba» cada vez. Unas veces era muy poco (por ejemplo 25 cl) y otras eran auténticas barbaridades de leche sobrante (más de 250 cl alguna vez). Así pues, iba decidiendo cada vez cómo iba distribuyendo la leche para que fuera más útil al descongelarla cuando la fuera a necesitar.
Tengo 2 tipos de bolsitas:
- Unas pocas con muy poquita cantidad (unos 20 ó 30 cl). Estas bolsitas me sirvieron cuando el peque tomaba leche materna en exclusiva las veces que me tenía que ausentar y llegar un poquito más tarde (por ejemplo, si tenía que dar un curso y tardaba 3 horas y media desde que lo dejaba o si tenía que ir al médico y tardaba algo más). Así, aunque la mayoría de los días que esto ocurría el peque esperaba a que volviera, alguno que tenía mucha hambre le iban dando un poquito de leche a cucharadas y, entre tanto, ya llegaba yo y hacía el resto de la toma directamente. Las bolsitas pequeñas que me quedan ahora que empezamos con la alimentación complementaria las voy a usar para los primeros días de papillas, para preparar poquita cantidad al principio por si acaso no le gustan estas papillas al peque para no desperdiciar ni una gota.
- La gran mayoría de las bolsas tienen entre 90 cl y 140 cl. Tengo bolsas con distintas cantidades. Las que guardé al principio (y que empezaré a gastar antes) tienen casi todas 90cl, y las que he ido guardando más adelante y que gastaré las últimas (cuando el peque coma ya bastante más cantidad) tienen unos 120-130 cl.
Cómo guardo y manipulo la leche:
La leche me la he sacado toda con el sacaleches eléctrico (yo tengo el Medela eléctrico de una sola copa, que vale unos 130 euros, y estoy muy contenta con él). Antes de éste probé con varios manuales, pero no me gustaron tanto: se tarda mucho más, no conseguía sacar tanta leche y requiere más esfuerzo.
La saco en un botecito de los del sacaleches, que tiene medidor. Una vez que he terminado, vierto la leche a una de las bolsitas, y la meto en ese momento al congelador. Como yo la estoy guardando en bolsitas, lo que hacía es tener en el congelador un cuenco, y así pongo la bolsita en el cuenco hasta que se congela y coge la forma. Una vez congelada, cuando voy a meter una bolsa nueva, saco la bolsa del cuenco y meto la nueva allí. De esta forma, todas las bolsas tienen más o menos la misma forma y tamaño, y se almacenan mejor.
En cada una de las bolsitas escribo con un rotulador permanente la fecha de extracción y la cantidad de leche que hay.
Para que la leche materna aguante más tiempo en mejores condiciones, es importante que se mantenga a una temperatura muy constante. Por eso, y al tener muchas bolsitas, decidí dejar una bandeja del congelador sólo para el banco casero de leche materna. De este modo, esa bandeja sólo se abre cuando tengo que meter más leche, y no se abre nunca más. Así, si un día estoy buscando qué comer, esa bandeja no la abro, y así se mantiene la temperatura de la leche. Cuando voy a guardar más bolsas intento ser rápida y no dejar abierto el congelador mas que el tiempo necesario.
La mayoría de las veces me saco menos leche de la que guardo en cada bolsa. Se puede guardar leche de veces diferentes en el mismo recipiente, siempre y cuando se cumplan unas mínimas condiciones. La primera es que en la fecha del recipiente conste la fecha de la primera leche (si junto leche del día 20 de enero con la del 27, la fecha que escribo en la bolsa es la del 20 de enero). La segunda es que al echar la leche del segundo día no se descongele la del primero. Para ello, lo que hago es meter la leche antes en la nevera en el mismo bote del sacaleches con la tapa (en el cajón de 0º, el que pone el dibujo de un pescado o un trozo de carne). Así, la junto cuando la leche más nueva está ya bien fría.
Al juntarla, apunto en la bolsita la cantidad de leche que añado para saber exactamente cuánta hay en cada bolsa.
Hay mamás que antes de guardar la leche la ponen al fuego justo hasta que empieza a echar burbujitas pequeñas, sin que llegue a hervir. Esto es porque la leche materna contiene lipasa, una encima que normalmente deja de reproducirse en cuanto se congela la leche, pero que en la leche de algunas mamás sigue actuando incluso congelada, lo que hace que la leche huela a rancio y tenga luego un sabor raro. Las mamás a las que les ocurra esto tendrán que ponerla al fuego antes de guardarla. La mejor forma de saber si esto te pasa o no, es guardar pequeñas muestras de leche y descongelarla al cabo de unos cuantos días y comprobar que el olor y sabor sea normal. Yo hice la prueba al principio, congelando en una bolsita unos 15 ó 20 cl, y sacándola al cabo de 15 días. Al comprobar que olía normal y se conservaba bien, ya decidí guardarla tal cual, sin pasarla por el fuego antes, ya que no me hacía falta y así era mucho más fácil y rápido.
También me ha ocurrido de querer dejar leche en otras casas (por ejemplo, en casa de mis padres he dejado varias bolsitas para que tengan allí por si hace falta los días que se quedan ellos un rato con el peque). Para ello lo que hay que hacer es dejarla en el frigorífico al sacarla, y llevarla intentando que no llegue a calentarse, y congelarla una vez allí.
La leche materna congelada puede aguantar mucho (en la mayoría de sitios dicen que de 4 a 6 meses sin problemas, y en otros que se puede guardar bastante más tiempo). Depende eso sí de que el congelador sea bueno y alcance una temperatura baja y sea estable.
Otro día contaré los pormenores de cómo descongelarla, etc, que por hoy ya me he enrollado bastante 😉
Os dejo con una foto de mi banco de leche casero

Una entrada muy útil!
Yo ya voy cogiendo ideas para cuando nazca el mío (y mira que aún falta!). Me daba mucho apuro lo de mezclar leches de días diferentes en la misma bolsita, pero bueno, todo es ir probando.
Un beso!
Muy interesante la entrada y muy bien explicadito. Gracias!! Yo me encuentro ahora mismo haciéndome también mi banco de leche. Voy almacenando cada día botes de 120ml aprox ya que dentro de un mes vuelvo al trabajo!! Lo de las bolsas de alimentos no lo había pensado, la verdad, pero tienes toda la razón, pueden servir perfectamente para el almacén de leche porque son aptas para alimentación…
Interesante, había escuchado lo de la leche almacenada pero no sabía ni como había que hacerlo ni nada de lo que explicas.
Lo que si que creo es que hay que tener una buena organización por lo de las fechas y cantidades, una vez congeladas y con fecha tendría que tener en el cajón separaciones para no volverme loca en buscar las de hace mas tiempo o apuntadas en una libreta.
Muy útil.