¿Embarazada y sexy?
Veo todas las revistas de artículos de bebés y temática del embarazo, y la verdad que no me siento para nada identificada con esas mujeres que salen en ellas.
Se les ve mujeres sexys, glamurosas y más radiantes que nunca. Taconazos altos, vestido perfecto, pelo radiante, rebosantes de vitalidad, piel luminosa y tripita de embarazada haciendo una bolita perfecta. La vitalidad que desprenden es envidiable.
Giro la mirada hacia mí y sólo veo una enorme barrigota abombada en el lugar que el peque ha decidido arrinconarse (nada sexy la verdad), con un ombligo hacia fuera. El pelo un poco espachurrado, y la piel con más granos y manchas que nunca, ojeras y marcas nuevas en la cara. Una mujer un poco achacosa, comiendo todo el día sin poder saciar su hambre, y que retiró los zapatos de tacón hace ya un par de meses. Ropa «normal» que le queda excesivamente ceñida en pecho y barriga y que pide a gritos un cambio de vestuario urgente, como diciendo «no sé si te has dado cuenta, pero tu ropa hace meses que no te vale y vas horrible».
Nunca he sido especialmente mirada con mi cuerpo ni con las modas. Reconozco que siempre me he visto estupenda sin maquillajes, ni tacones, y a gusto con un cuerpo bastante normal. Sin embargo, con este embarazo sí que es verdad que hay días en los que al verme en el espejo la imagen que me devuelve no es tan estupenda. No son todos los días, por supuesto, sólo unos pocos, y muchos otros me miro y me encanta la tripa y los cambios en mi cuerpo.
Son esos días en los que el espejo «no se porta bien» los que se echa de menos ese pensamiento de «porque yo lo valgo»…
Una mujer en el embarazo debería sentirse mejor que nunca, aceptar su cuerpo. Sobre todo en estos casos en los que el embarazo ha sido tan deseado y te encanta notar cómo crece la tripita y el peque, pero no siempre es así. En mi caso creo que hay varios motivos para ellos.
Es verdad, el escote que tengo ahora no lo he tenido nunca jamás… Pero claro… el invierno no ayuda a lucir nada de nada y el magnífico escote sólo ha servido para que la ropa quede aun más ajustada y descolocada. De cara al verano seguro que le encuentro un mejor encaje. Ahora bien, que justo ahí hayan salido todas las estrías del mundo, a pesar de los intentos de poner crema.
Respecto a la ropa, he de decir que ha sido un poco de pasotismo por mi parte. Últimamente voy hecha un auténtico desastre. Que me hayan permitido trabajar desde casa no ha ayudado demasiado a mi renovación de armario. Además, no le encontraba sentido a comprarme ropa nueva que voy a llevar sólo unos meses hasta que no entre el buen tiempo. Mientras quepa dentro de algún jersey y algún pantalón basta. No ha ayudado nada el sistema de tallas, que si ya era difícil antes ahora la complicación se multiplica ¿qué talla de sujetador llevaré?… pues ale, a probar mil sujetadores hasta que das con la talla, tras 3 ó 4 intentos fallidos con tallas que quedaban ridículamente pequeñas y te hacen sentir gorda y pechugona. Ahora que llega el calorcito sí que voy a renovar mi armario, con poquita ropa (tampoco quiero gastarme mucho, total son 3 meses), pero bien escogida. Me compré la semana pasada un par de vestiditos muy monos que estoy deseando estrenar.
El pelo siempre desaliñado. El secador me da un agobio tremendo, así que ha medio desaparecido de mi vida al tiempo que han entrado las greñas tremendas. Ya estoy bastante cansada como para tener que dedicar mucho tiempo a peinarme, así que ale, una cosa menos. Igual aprovecho antes de que entre el calor para hacerme un corte cortito cortito, que sea fresquito y no requiera demasiado esfuerzo.
Hay otros factores que influyen, como el factor sexo. Este hace que cualquier mujer se sienta deseada y super sexy en cualquier circunstancia. Pero claro, el embarazo en mi caso no ha colaborado nada. Sé que hay hombres a los que les parecen irresistibles sus mujeres cuando están embarazadas. Hay algo de sexy en las mujeres con tripita, poderosas y dadoras de vida como nunca antes lo han sido. No parece ser nuestro caso, desde luego. Tengo la gran suerte de que mimos y ternura para mí no faltan, pero de ahí a mucho más hay un buen trecho. Después de la segunda luna de miel y alta frecuencia para buscar al bebé, de repente parece que todo se detiene. El factor miedo a hacer daño al bebé, las molestias, el agotamiento, los malestares, la tripa que no sabes cómo poner,… todo influye y hace más difíciles las cosas en este aspecto.
Los comentarios de mucha gente tampoco ayudan nada. Frases del tipo «te estás poniendo tremenda», «vaya ombligo tienes, yo me pondría una tirita», «tienes la cara llena de manchas», «cámbiate de ropa, que eso te queda horrible», «a ver si el niño hereda tu nariz» … el embarazo es un momento delicado como para hacer determinadas observaciones, aunque sea a una persona de confianza.
La intimidad y el pudor, se van completamente en esta etapa. Te sientes vulnerable, pequeñita, el amor propio se va desprendiendo en cada visita a los diferentes médicos. Respuestas bordes de algunos profesionales, miedos sin respuesta, tenerte semidesnuda y abierta de piernas mientras mucha gente entra y sale… el amor propio se va evaporando poco a poco con cada visita, y te sientes cada vez menos persona y más como un muñeco indefenso al que todo el mundo toca y manipula sin dar muchas explicaciones. El parto será el momento cumbre de estas sensaciones. El «pues todas las mujeres hemos pasado por eso y no sé por qué te quejas tanto» es la cima de una gran montaña de momentos violentos que minan nuestra autoestima.
Respecto al peso, entiendo que es recomendable no engordar demasiado, hay que llegar en forma al parto y además luego nos va a costar mucho perder esos kilos de más. Pero no llego a entender cuando esto va más allá de un simple «te has engordado un poco más de la cuenta» por parte de la matrona, y se convierte en una auténtica regañina como las que se hacen a los niños muy pequeños. La embarazada es una mujer adulta, y ninguna matrona debería adoptar ese tipo de actitud. En este sentido tengo suerte de que justo me hayan cambiado de matrón, y el nuevo se limite a hacer unos pocos chistes como advertencia y a darme consejos para no engordar tanto. No hubiera soportado que nadie me diera un rapapolvo como los que les han hecho a otras mujeres cercanas en ese momento.
Luego empiezas las clases de preparación al parto, conoces a muchas mujeres embarazadas reales, y te das cuenta de muchas cosas. Que esos estereotipos de mujer embarazada perfecta que aparecen en las revistas son eso, estereotipos de propaganda y marketing, más bien desfasados y bastante alejados de la realidad. Las mujeres normales, las que encuentras en la vida real, no son tan glamurosas y sexys pero encierran una fuerza increíble dentro de ellas. Están en un momento radiante de sus vidas, aunque eso no se muestre en su físico que se ha visto afectado por el torrente de hormonas y los achaques. Tienen muchas más curvas que las modelos de las revistas y esto les hace mucho más sexys. Se les ve cara de cansadas, porque pertenecen a un mundo real, con sus preocupaciones y sus días buenos y malos, mucho más allá de las sonrisas profident. No llevan tacones pero se sienten en la cima del mundo. Y ya no fardan de independientes como quizá lo eran hace unos meses, sino que van siempre acompañadas. Quieren compartir todos los momentos de esta etapa mágica.
Sí, es verdad, se sienten más vulnerables y con miedo, y no se reconocen en el espejo. Es por eso que necesitan a alguien a su lado que ya no diga eso de «te estás poniendo tremenda», sino que les recuerde lo fantástico de ese momento con un «estás preciosa, quiero estar a tu lado ahora más que nunca».
Tienes muy baja autoestima, yo estoy embarazada por primera vez y todo parece mejor que nunca, ahora me siento mas sexy, mi panza se ve mas grande y eso me encanta, mi pelo, aunk con poco tiempo para arreglarlo, esta lindo de manera natural, y lo mejor es k le gusto asi a mi esposo, los dos estamos deseosos x ese nuevo bebito k alegrara mas nuestras vidas. No te desanimes, todo tiene solución, deberías animarte a probar cosas nuevas k te hagan lucir mas bella.