La polémica de los «chochitos de oro». Políticos y sanidad pública

Estos días hemos estado viendo en los medios de comunicación la polémica generada con las desafortunadas palabras del concejal del BNG, que llamó «chochito de oro» a la vicepresidenta del gobierno. Son palabras machistas, desafortunadas, soeces, y desde luego, nada apropiadas para una persona que representa a muchos ciudadanos y que está inmerso en un sistema supuestamente democrático.

Sin embargo, poco han entrado estos medios de comunicación en las cifras que motivaron ese comentario de tan mal gusto: las trabajadoras del congreso cuentan con ginecólogo privado gratis pagado con el dinero de todos, en donde no hacen nunca colas. Las trabajadoras del congreso no hacen uso del servicio de ginecología de la sanidad pública. Las trabajadoras del congreso no pasan por las mismas situaciones que las ciudadanas de a pie. Es inmoral.

Recortan en sanidad pública y al mismo tiempo se proporcionan a sí mismo seguros y médicos privados a cuenta de los impuestos de todos (entre ellos los impuestos de los que no nos podemos permitir para nosotros mismos un seguro privado).

  • ¿Cómo pueden empatizar conmigo si ellas nunca jamás han tenido que esperar para ser atendidas?
  • ¿Cómo pueden valorar cuánto dinero deben invertir en los servicios de los hospitales públicos si a ellas no les han dado nunca cita para 6 meses más tarde porque hay lista de espera?
  • ¿Cómo pueden decir que nos representan si ellas no han tenido que esperar más de 2 meses para saber si ese bulto que llevan en el pecho es cáncer? ¿si no saben ni sabrán lo que es la angustia y la preocupación?
  • ¿Cómo pueden hablar de condiciones de médicos y personal sanitario si no han visto, ni verán, a un matrón haciendo mil horas extra y atendiendo a la vez a sus pacientes y a los de su compañera enferma porque no cubren bajas?
  • ¿Cómo pueden aprobar presupuestos sanitarios sin haber oído al médico de cabecera decirte que ahora en el embarazo no hay tantas visitas al ginecólogo y no te van a hacer tantas pruebas como antes porque han recortado?
  • ¿Cómo pueden decir que el sistema funciona si una pequeña parte de mis impuestos van a parar a pagar el ginecólogo privado a estas señoras cuando yo no me puedo permitir un seguro privado?
  • ¿Cómo van a decidir lo que es más conveniente para ciudadanas como yo si nunca se mezclan con gente como yo?

No, no pueden… ellas son de la casta.
Nunca me encontraré con ninguna de ellas en una sala de espera abarrotada de gente.
Nunca serán atendidas por profesionales con demasiadas presiones y poco tiempo por paciente.
Nunca tendrán que esperar más de una semana para conseguir cita.
A ellas cuando están embarazadas les harán todas las pruebas necesarias sin escatimar, no como al resto de usuarias de la sanidad pública.
Ellas toman decisiones que afectan a la sanidad pública sin ser pacientes de la misma.
Lo dicho… es inmoral…

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