Mi segundo parto

Por fin saco un ratito para contar cómo fue el parto de mi segundo hijo.

En esta ocasión ha sido un parto totalmente diferente al primero. Iba bastante confiada pensando que sabía qué esperar, cómo iba a salir todo, y creyendo que sería un día con sensaciones parecidas, en el que todo transcurriría de forma similar. Pero no: llega el día del parto y todo lo que piensas se derrumba, y resulta que cada parto es diferente, que no sabes nada de todo esto, que todas las ideas que te has hecho no se cumplen, y que, en esto de parir, no hay experiencia previa que valga.

Esta vez comencé con contracciones. Desde la semana 35, en la que tuve que ir a urgencias un día, no había vuelto a tener ninguna. Ese día sin embargo comencé a tener contracciones sueltas a lo largo del día, algo dolorosas aunque muy llevables.
Poco a poco a lo largo del día esas contracciones iban siendo más frecuentes. A eso de las 10 de la noche, mientras acostaba al peque, ya empezaban a venir cada 5-6 minutos. Comencé desde entonces a cronometrar el tiempo entre contracciones, viendo ya que el parto iba a comenzar en breves. Enseguida me di cuenta de que el bebé nacería al día siguiente. Estaba de 40 semanas y 2 días.

A las 11 de la noche ya llevaba una hora con contracciones seguidas. Dolían algo, pero eran llevables. En ese momento fuimos recogiendo ya para ir a urgencias, con mi madre y mi marido. Mis padres estaban esos días en mi casa (estaba con el pie mal y habían venido a ayudarme), así que mi padre se quedó con el mayor, que ya estaba dormido. El peque ni se enteró de que nos fuimos.

Llegamos al hospital, di mis datos en la ventanilla y me pasaron a una sala de espera. Al rato me llamaron para examinarme. Tacto, ecografía rápida, mirar el historial, …me dijeron que estaba empezando pero aun llevaba poco, y otra vez a la sala de espera. Al cabo de un rato me llamaron para pasar a la habitación de correas, en una de las salas de dilatación. Media hora allí con los monitores en la tripa y otra vez a la sala de espera.

En la sala de espera estuve un montón de rato. Cada vez me venían más contracciones y eran más fuertes, y esa sala no era nada acogedora: mucha gente (incluidos unos gitanos rumanos hablando a gritos), mucho movimiento y mucho jaleo… un ambiente nada cómodo para una situación que cada vez apuraba más. Por fin me llaman para entrar, mucho rato después, y me dicen que me van a subir a planta porque aun no estoy para ir a dilatación. Pasa más rato en la sala de espera y allí siguen sin subirme a planta. Yo cada vez más incómoda, el parto cada vez acelerándose más… y el rato pasa y pasa y sigo allí, gimiendo en cada contracción y con una sala llena de gente que encima no paran de mirarme.

Llegó un momento en el que ya tenía las contracciones muy seguidas, y muy fuertes. Llegué a pensar que se habían olvidado completamente de mi y empecé a temer que en cualquier momento comenzara a ponerse el parto en serio y yo siguiera allí, tan lejos de los paritorios y sin personal del hospital cerca. Eran más de las 2 de la noche, y llevaba en esa maldita sala de espera desde las 11. Habían pasado 3 horas desde que me habían hecho el tacto y, obviamente, la situación había cambiado demasiado en ese rato. Así que, visto que seguían sin llevarme a ninguna parte, le dije a mi madre que les pidiera que me volvieran a explorar.
Con mala cara me volvieron a mirar, y ahora sí, ya estaba de 4,5 cm de dilatación, y ya me podían pasar a las salas de dilatación en vez de ingresarme en planta. ¡Al menos me iban a pasar a alguna parte rápido!. Necesitaba salir de esa sala de espera cuanto antes.

Fue llegar a la habitación, ponerme el camisón e ir al baño, y empezar a encontrarme mejor. ¡Menuda diferencia!, pasé de estar en una sala incómoda llena de gente y con mucho follón a estar en una habitación tranquila yo sola. Allí todo parecía doler menos. Parece mentira la diferencia tan grande de estar en ese momento tranquila y relajada, moviéndome a mi aire, con calma… Eso sí que era más parecido a lo que esperaba de ese día.

Al poco vinieron a ponerme la epidural. Pensé que ya estaba todo hecho, que se iba a terminar ya el dolor. El chico que viene a ponerla es muy joven, un residente que está empezando. Muy educado. Pero el primer pinchazo que hace le cuesta mucho rato y falla, sale sangre donde no debería salir. Y me lo explica y tiene que volver a pinchar. El segundo pinchazo le cuesta aun más rato, y le vuelve a salir un poco de sangre. Me dice que no está seguro, y va a llamar a su compañera, que debía ser la anestesista de guardia. Entre los dos comprueban, y se aseguran de que el pinchazo fuera bueno. Por fin me ponen la anestesia, que tanto esperaba.

Pero la anestesia no hizo el efecto correctamente. Se me durmió un poco la pierna derecha, pero nada más. Las contracciones eran cada vez más fuertes. Y aunque me giré para ese lado no cambió mucho la cosa.

Mi marido entró por fin, con la bata que les dan. Al poco rato de que entró empecé a encontarme muy mal. Las contracciones de repente venían muy seguidas, no había terminado una y ya había comenzado la siguiente. No se distanciaban ni un minuto. Empecé a sentir presión abajo, y mi marido avisó a las enfermeras. Llegó el tocólogo y me dijo que ya estaba listo para salir «un par de pujos y sale». ¿Qué?, no entendía nada. La otra vez tuve que estar más de una hora con los pujos. ¿Cómo que ahora ya estaba para salir si no había empujado ni una vez?. No comprendía qué pasaba. Pero eso había empezado a doler mucho de repente y ya no podía casi pensar. La epidural no estaba haciendo nada pero al menos esto iba muy rápido.

Efectivamente, hice un par de pujos y llamó ya a todos para que me llevaran al paritorio. Corriendo con la camilla y el gine a mi lado, llegué al paritorio. El tocólogo me avisó de cuándo tenía que empujar, porque yo no sentía cuándo (me dolía todo el rato  mucho, no sabía distinguir las contracciones). Empujé tres veces. Con cada vez sentía cómo lo llevaba cada vez más encajado. Estaba muy muy encajado, notaba su cabeza presionando. Estaba a punto. En el tercer pujo allí noté cómo el tocólogo le envolvía la cabeza con las manos rodeándolo, y cómo salía la cabeza. Se quedó por un momento con la cabeza fuera y el resto dentro. Fue un momento raro. Hasta la siguiente contracción notaba al bebé cruzado dentro. Pero la cabeza ya estaba fuera y lloraba, aun cuando tenía el cuerpecito un poco encajado dentro. Un pujo más y salió del todo.

Ese momento fue simplemente perfecto. Me lo pusieron encima nada más salir, con el cordón aun latiendo. Un bebé precioso, despierto y grande, que lloraba con rabia. Yo estaba muy sudada y muy exhausta del esfuerzo y del dolor. Pero de repente todo había pasado, y me encontraba genial, con el bebé por fin apoyado en mi tripa. Con ese olor tan característico, y tocándole las manitas y el cuerpecito aun manchados. Un momento genial, indescriptible, emocionante como dudo que pueda haber ningún otro en la vida.

Estuvo encima de mi unos cuantos minutos. Vi cómo le cortaban el cordón y le hacían las primeras pruebas mientras lo acariciaba y lo contemplaba. Apenas llegaba a poder articular ninguna palabra que no fuera «¡qué bonito es!» mientras terminaba de coger aire. Mi marido estaba a mi lado y no le quitaba ojo tampoco. Apenas nos cruzamos una mirada cómplice y nuestros ojos volvían al bebé.

Tranquilamente y sin prisa lo levaron luego a hacerle las pruebas y pesarlo, en la misma habitación y siempre a mi vista, mientras el tocólogo se encargaba de controlar que saliera la placenta y de coser un pequeño desgarro que llevaba.

Una vez que ya estábamos listos, me trajeron al bebé de nuevo, y me sacaron en la cama para ir a la sala de observación. Llamaron a mi madre un momento para que nos viera, y ya nos pasaron al bebé y a mi a una sala durante una hora, en la que pude comenzar la lactancia (¡cómo agarraba a la primera!) y estar un ratito tranquila con el bebé.
Nos hicieron un par de comprobaciones a él y a mi al cabo de un rato y ya nos mandaron a planta.

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En fin, que como decía al principio, fue un parto muy diferente, inesperado.
Lo pasé muy mal cuando me dejaron tanto rato en la sala de espera, pero una vez dentro fue todo mucho más natural, mucho más cómodo y mucho más bonito.
Lo mejor de todo fue el ratito que lo dejaron encima de mi una vez que nació. Es un momento mágico, como debe ser en el momento en el que una vida comienza.

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5 Respuestas

  1. Cris Doval dice:

    Enhorabuena por tu nuevo bebé!
    He encontrado tu blog buscando información sobre los vómitos, ya que mi bebé de 3 meses y medio, está pasando lo justo que paso tu primer hijo. El mio engorda perfectamente y se ve sano y saludable.. Incluso hermosote. Pero no para de echar y echar en todas las tomas. Mi primer hijo tuvo estenosis de piloro, pero los médicos lo han descartado en el segundo. Me gustaría saber como evolucionó el tuyo. A mi me dices que puede ser un reflujo, pero sólo en pocas ocasiones parece molesto. Le estoy dando omeprazol y no ha cambiado nada. A ver si me puedes tú decir algo, ya que estoy cansada de usar unos 15 baberos al día y cambiarle de ropa otro tanto… Seguro que me entiendes 😉

  2. Hola Cris,
    te entiendo perfectamente ¡menudo atasco!.
    A mi peque al final se le pasó todo. Sobre los 5-6 meses empezó poquito a poco a vomitar un pelín menos cada día. Al final, sobre los 8-9 meses apenas vomitaba nada. Cuando empezó a comer algo sólido sólo vomitaba sólo lo que era líquido (zumo de naranja, leche, …) pero por suerte los purés ya no los vomitaba. Y poco a poco lo líquido tampoco lo echaba.
    Creo que en nuestro caso el problema es que el estómago no estaba desarrollado del todo, aun siendo un niño a término.
    Sé que es complicado… pero ¡paciencia!. A seguir con mil baberos y ya verás como enseguida empieza a ser un poco más llevable hasta que desaparezca el problema. Si está hermosote eso es lo importante.
    ¡Mucho ánimo para lo que queda, que enseguida te olvidarás de todo!
    Un abrazo

  3. Cris Doval dice:

    Muchas gracias! Me quedo mucho más tranquila. Ahora me han dicho que le reduzca la cantidad que toma, ya que siempre comió más de lo indicado para su edad. Así que ha dejado de hacer una toma y parece no importarle.. aunque tampoco hemos mejorado en los vómitos. Espero notar mejoría cuando lleguen los cereales. Muchas gracias y disfruta de tu nuevo bebé. Un abrazo

  4. Cris Doval dice:

    Este comentario ha sido eliminado por el autor.

  5. Qué bonita descripción de tu parto
    Como dices cada parto es diferente
    Yo e tenido dos y cada uno diferente al otro y los segundos almenos en mi caso sin más rápido
    En 30 min ya lo tenía en brazos con el primero fueron 16 h de parto
    Y con este último ni me enteré de las contracciones si casi lo tengo en el coche …
    http://laspapapasdevictor.blogspot.com.es/?m=1

    Un día lo tengo que poner el el blog la segunda parte q la primera ya la conte
    Mi bebe ya tiene 7 meses

    Mi

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