Primeros días de guardería… y de lloros

¡Ay, qué barbaridad! El peque ya va a la guardería.

Hasta ahora había estado pasando de mano en mano mientras trabajaba: de un abuelo a otro, de una tía a otra, de una tía abuela a otra… hasta un total de 11 cuidadores diferentes. Con todos ellos se quedaba contento y feliz. Normalmente se quedaba unas 5 horas, para darme tiempo a sacar la media jornada con la que estaba. No habíamos querido que fuera antes a la guardería porque no nos hacía falta y porque pensamos que si podíamos, aunque nos supusiera un esfuerzo muy grande, íbamos a intentar que al menos el primero año estuviera más con nosotros.

Ahora, con 13 meses y coincidiendo que necesito trabajar a jornada completa por lo menos 3 meses, he buscado una guardería que me gustó mucho: buenas instalaciones, cuidadoras cariñosas y tranquilas, una metodología aparentemente respetuosa y con bastante sentido común…La idea es que vaya unas 4 ó 5 horas, y luego se quede con familiares el resto.

Llevamos apenas unos pocos días, yendo muy poquito rato. Pero al peque no le está gustando nada. Aun es muy pronto para valorarlo en su justa medida y tenemos que esperar un poquito más. Pero de momento se queda llorando mucho, y cuando lo voy a buscar me lo encuentro llorando. He de decir que es al único que se le oye llorar cuando llego, el resto de niños juegan tranquilos. Incluso el primer día me llamaron para que fuera a buscarlo inmediatamente porque estaba muy muy sofocado…
No come nada, no bebe, no juega… solo llora…

Lo único bueno es que estos últimos días ya me han dicho que cada vez va un poquito mejor. Pero aun se le hace cuesta arriba al pobre. Cuando entro se abalanza hacia a mí, deja de llorar en cuanto le cojo y les dice adiós a sus cuidadoras con la manita mientras se ríe. Vamos, que deja muy claro lo que le gusta y lo que no…
Luego en casa está normal, muy contento y juguetón.

Es cierto que si va allí es porque no hemos encontrado otra solución, a mí siempre me ha gustado más que se quedara con cualquier familiar.
Pero pensaba que le iba a gustar mucho más: le encantan los niños y hasta ahora se había ido con cualquier persona super feliz (en broma siempre decíamos que un día nos lo iban a secuestrar porque se iba con cualquier persona que le tienda los brazos sin dudar ni un segundo).

En fin, qué duras son las adaptaciones… Lo malo es que como estamos a mitad de mudanza en tres meses volvemos a cambiar de ciudad… y de guardería. Eso sí, en la próxima me aseguraré de buscar una en la que los primeros días pueda entrar con él un ratito. Creo que eso le puede ayudar a darse cuenta de que está en un sitio de confianza. Ahora lo dejo en el pasillo y lo meten a él solo dentro de la clase con más niños.
No es normal que le cueste tanto adaptarse a un bebé que siempre ha sido de ir de mano en mano y que está más feliz que chupín rodeado de más niños. Algo nos está fallando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *