El cansancio y las visitas en el hospital
Poco a poco, conforme avanzan los días, nos vamos haciendo a la idea de cómo puede darse el día del parto y todas las posibles circunstancias que se pueden dar.
No sé si es por desconocimiento de causa, pero de ese día no le tengo miedo al dolor. Hay algo que creo que, por cómo soy, me va a hacer más mella: el cansancio. Sé que las hormonas hacen milagros y que harán que se me olvide lo cansada que estoy, perooo… El dolor lo suelo llevar medio bien, pero el agotamiento no.
Y un parto que puede durar muchas horas y tenerte más de un día entero sin dormir sé que puede pasar una factura importante en mi estado de ánimo. Además, no sólo se trata de un día: el día del parto no duermes, vale, pero es que después llegan un montón de días en los que el bebé se despierta continuamente y no te permite descansar más que a intervalos de apenas un par de horas o tres como mucho.
A todo ese cansancio acumulado habrá que sumar los dolores de recuperación, el miedo, la incertidumbre de estar haciéndolo bien con el peque… Serán días duros, yo al menos me estoy mentalizando para ello. Tendremos que acostumbrarnos al bebé y conocernos mutuamente, y ello requiere calma y tranquilidad.
Y aquí viene a donde quiero llegar: las visitas en el hospital. No creo que esos 3 ó 5 días de estar ingresada me apetezca lo más mínimo estar recibiendo visitas en el hospital. Padres y hermanos sí, ya que seguro que nos morimos de ganas de que conozcan al chiquitín, y son visitas con las que hay confianza para decirles: «oye, que estoy cansada y me voy a echar un sueñito», o «bajar a la cafetería un poco que me duele la cabeza» o «por favor necesito que me hagas un encargo», o que no me importa que me vean con el camisón horrible del hospital que deja medio culo fuera y una teta colgando todo el día… Pero luego seguro que se presenta mucha gente con la que ya no tienes tanta confianza y que, aunque nos gusta su compañía, tal vez no sea el momento más indicado para su visita esos primeros días tras dar a luz.
Las pocas veces que hemos ido a la planta de maternidad del hospital (con nuestros sobrinos y de visita mega-rápida) me ha sorprendido la cantidad de gente que había en las habitaciones. Parece que nadie respeta las ojeras de los papás y los llantos del niño ante el barullo. Nadie respeta los miedos de la mamá ni la intimidad necesaria para los primeros momentos de lactancia. Es verdad que el nacimiento de un niño es motivo de celebración, pero ¡oye, que lo podemos celebrar 10 días más tarde cuando estemos todos repuestos!.
Bastante duro tiene que resultar para el bebé salir del útero donde estaba calentito y no pasaba nunca ni hambre ni sueño como para que encima tenga que aguantar a tanta gente hablando a la vez y tocándole y pasándole de mano en mano.
Bastante duro tiene que ser para una madre haber pasado por un momento tan delicado como es el parto como para tener que aguantar con una sonrisa a una visita tras otra.
Bastante cansado estará el papá después de esos días tan intensos como para tener que andar buscando conversación con tanta gente.
Conseguir esa primera conexión con el pequeño requiere su tiempo, requiere calma, … y requiere intimidad.
Recuperarse de un proceso fisiológico como el parto o de una cirugía como la cesárea requiere tiempo y reposo.
Conseguir una lactancia adecuada requiere estar muy pendiente de ella, y observar de cerca las necesidades del bebé.
Una habitación repleta de gente hablando y voceando no ayuda nada a recuperarse. Encima si hay muchas mamis que han dado a luz esos días, la habitación será doble, con lo cual te tragas tus visitas y las visitas de los otros, más las voces del resto de visitas de las mamis con las que compartes pasillo… un caos. Si nos han dejado ingresadas tal vez sea porque necesitamos descansar y centrarnos en establecer el vínculo de los papás con el chiquitín.
Seguro que cuando el peque nazca nos morimos de ganas de que todo el mundo lo conozca, pero eso es algo que podemos hacer varias semanas después, sin prisas.
Nosotros ya hemos advertido que no queremos apenas visitas en el hospital. Cuando me ponga de parto no avisaremos a nadie hasta que nos hayan subido a la habitación y hayamos estado ya un rato tranquilos el papá, el peque y yo ¿para qué tener a un montón de gente esperando en la sala de espera si el parto puede llegar a durar más de 20 horas?. Además quiero tener ese primer ratito tranquilo de contacto los tres solos e intentando iniciar la lactancia a mi aire. Y cuando avisemos, avisaremos sólo a la familia más cercana.
A los demás les avisaremos luego, junto con una invitación para merendar 10 ó 15 días más tarde. Ya hemos hablado con mi madre y nos prepararán un día unos saladitos y alguna cosa más en su casa para que invitemos a los amigos. Una invitación a una merienda es una forma muy elegante de decir «quiero que conozcas al peque, pero no vengas al hospital, mejor quedamos otro día».
Para terminar, no he podido resistirme a poner esta foto. ¿Qué coño pinta esta señora haciendo este tipo de visitas en el hospital? Seguro que la mamá está hasta los … de tener en su habitación y manoseando a su bebé a varios políticos y una horda de periodistas estando recién parida. ¡Un poco de sensatez, por favor! Vaya imagen más lamentable.
Buf! Yo también hice una entrada tocando este tema. Nosotros tenemos clarisimo que no queremos a nadie en el hospital. Afortunadamente la familia directa (lease mi madre, mi hermana y la hermana de mi marido) están a 700 km de distancia, así que con suerte conseguimos que nos dejen tranquilos.
Lo que me da mucho miedo, pero mucho mucho, es tener que tragarme las visitas de las vecinas. Ahora que tengo clarisimo que el hospital tiene una normas de visita, que están en la web y como vea que alguien se pasa, me chivo a la enfermera, me importa un pito si piensan que soy una borde.
Jaja, estamos igual. Yo también pensaba que me iban a decir que soy una borde, pero oye, que es también nuestro momento y el de nuestros peques, y el que se enfade ya se le pasará.
Lo de las habitaciones dependerá de cómo esté el hospital, yo estoy cruzando los dedos para que esos días no haya muchas mamis recientes, que entonces te ponen solos en la habitación, porque según quién te toque al lado puede ser horrible!