Casi 35 semanas de embarazo y de baja
¡Qué poquito queda ya!. Mañana ya hago las 35 semanas y estos últimos días ha habido tela…
Para empezar, las buenas noticias. Y es que ¡desde hoy estoy de baja!. Algo que parecía imposible, ya que mi médico de cabecera era de esas de «puedes hacer puenting estando embarazada». Bueno, tanto no, pero me dijo que podía correr y ir en bici hasta el mismo momento del parto, cuestión que no comparto en absoluto dada mi experiencia…
El caso es que llegó un momento en el que no aguantaba más. Habían pasado muchas cosas y era momento de parar para evitar males mayores. No podía más. Y yo, allí asustada pensando en cómo contarle a la médico lo realmente mal que estaba (que era mucho) y el ritmo que me veía obligada a llevar en un día normal de trabajo (que no sólo es trabajar, que los desplazamientos y el estrés son la peor parte).
Perooooo… de repente me di cuenta de que me citaban con otra médico diferente… Ola-la, ¡la médico amante de los deportes de riesgo en el embarazo había cambiado de centro!. Y la que tengo ahora es muy maja y nada más verme ya me dijo que estaba para cogerme la baja ya mismo y me dio todas las opciones, consejos para llevarlo mejor, y muchos ánimos.
Así que me despido de las dos horas diarias de autobús, de los clientes que me estresan mucho, de mi jefe que me pone de los nervios, de estar sentada con un dolor insoportable de espalda, de los desplazamientos en coche y las horas interminables de reuniones poniendo buena cara… uffff, qué maravilla. Ahora mi único deber es descansar y cuidarme. Estar tumbada y sentada todo lo que pueda, y prepararme para llegar a tope de energías al día del parto. No son pocas tareas, pero ¡menudo cambio!.
Decía que estos días habían sido movidos, y es que había llegado un momento que apenas podía andar. Nada de nada. Ni cinco minutos. Tenía una presión en la pelvis bestial, y sentía al bebé super encajado y la cadera abierta.
Había empezado a tener contracciones bastante molestas (a diferencia de las que había tenido hasta este momento), y lo peor es que duraban cada vez más tiempo y no se pasaban aunque me tumbara: primero estaba a rachas de 40 minutos, luego de 50, … hasta que el domingo noche ya fueron de 2-3 horas.
Así que el lunes, a urgencias. A que me echaran un vistazo rápido. Yo ya sabía que no estaba de parto (¡19 horas duró el primero, no va a salir este otro bebé disparado como si cualquier cosa!), pero aun así no me gustaba cómo lo veía.
Me hicieron un tacto, una ecografía del cuello, otra del bebé, cogieron muestra de orina y del moco cervical, y me dejaron un rato en monitores.
Por suerte aun no he empezado a dilatar, y la cosa está muy bien ya. El peque en buena posición y todo en orden.
Aun así, me dieron progesterona, para tomar vía vaginal. Y me está yendo genial. Se supone que relaja el útero, y estoy notando la diferencia un montón. Ya se me han pasado casi por completo las contracciones, y la presión que notaba y no me dejaba apenas moverme ¡ha desaparecido!.
A cambio hay efectos secundarios: dolor de cabeza por las mañanas y voy como drogada todo el día.
También me avisaron: tienes que aguantar al menos una semana más. Con más de 35 semanas si te pones de parto ya no lo paramos, que nazca. Aun así, espero aguantar ahora que estaré más relajada hasta las 37-38 por lo menos. Hace apenas unos días eso lo veía imposible. Pero después de ver cómo evoluciono con la progesterona y apenas dos días de reposo veo que sin problemas.
Así que, poquito a poco ya se ve el final. Se mueve muchísimo, y estoy deseando conocerlo. Ahora que estoy más tranquila vuelvo a plantearme el momento del parto, de la adaptación, … apenas había tenido tiempo de pararme a disfrutar cómo se mueve el bebé dentro de mi. Ahora me toca dedicarme a esperar con calma a mi segundo chiquitín 😀