¿Mi leche no alimenta? ¿Mi leche no sirve? ¿Mi leche es mala?
Uno de los puntos fuertes de las clases de lactancia fue rebatir los falsos mitos que circulan por todas partes acerca de la lactancia y que todas las futuras mamás hemos oído muchas veces.
Parece mentira la cantidad de mitos y falsas creencias que circulan sobre algo tan natural e instintivo como es la lactancia. Una de la que más chicas habíamos oído era esta de «la leche de la Fulatina no le alimentaba al bebé» o «es que su leche no sirve» o «tiene mala la leche». ¿Qué sentido evolutivo tendría que las mujeres hayamos dejado de producir buena leche?
El matrón nos aclaró por qué pasa. Es cierto, eso de que la leche no alimenta pasa y pasará, pero no es problema de la madre ni de la leche. La madre se empeña en dar el pecho al bebé, pero aunque el bebé mama bien luego le pesan y no ha engordado. Parece que la leche no termina de saciar al pequeño. Normalmente es problema de que no se está haciendo la lactancia de forma correcta.
Cuando se da cada toma la leche el proporciona el pecho al principio está más «aguada». Es una leche más clarita, que tiene como principal objetivo saciar la sed del bebé. Conforme la toma avanza en ese pecho, la leche va cambiando su composición, teniendo cada vez más nutrientes. Los últimos sorbos de leche que salen del pecho alimentan mucho más que los del principio. El símil sería que empieza con leche desnatada, luego leche entera, luego yogourt, y al final requesón.
Por lo tanto, cada vez que se da una toma, hay que dejar al bebé en el mismo pecho hasta que lo vacíe completamente. Si lo cambiamos de pecho antes de haber vaciado el anterior, le estamos dejando sin los últimos sorbos del pecho que son los que más le alimentan. No es problema de que tengamos «mala leche», sino que es cuestión de vaciar totalmente un pecho antes de cambiarle.
Además de eso, hay que darle al bebé siempre que pida. Incluso al principio antes de que el bebé pida, sin esperar a que llore. Darle a demanda hace que tome siempre la cantidad de leche que necesita.
¡Qué bien nos están viniendo las clases de preparación a los papás primerizos que no teníamos ni idea!, jeje. ¡Que no se diga que tenemos mala leche!